Niépce y la invención de la Fotografía
1816-1818 — Los primeros ensayos de Niépce
Hacia la invención de la Fotografía
En 1816, un año antes de la expiración de la patente del Pyreolóforo, Claude, para tratar de explotar la invención del motor se exila en París, y luego en 1817 en Inglaterra.
Nicéphore emprende solo nuevas búsquedas sobre una idea que lo obsesiona desde hace muchos años : fijar sobre una sustancia, las imágenes reflejadas en el fondo de la cámara obscura.
Hasta ese momento, sus cajas con un agujero munido de un lente, y que proyectan en el fondo, la imagen invertida de la escena exterior, habían sido utilizadas únicamente como instrumentos para dibujar.
El primer negativo del mundo (sin fijar)
En sus primeras experiencias, Nicéphore Niépce dispone en el fondo de una cámara oscura, hojas de papel emulsionadas con sales de plata, las que se ennegrecen bajo la acción de la luz.
Niépce obtiene entonces en mayo de 1816, la primera reproducción de una imagen de la naturaleza, una toma hecha desde su ventana. Se trata de un negativo, pero la imagen no permanecerá fijada, porque en plena luz, el papel termina por ennegrecerse completamente. Llama a estas imágenes « rétines ».
Ver el vídeo sobre las «retines»:
Para obtener positivos directos
Para resolver esta dificultad, Niépce busca un método para obtener imágenes grabadas en un soporte y estudia el efecto de la luz sobre los ácidos, con el objetivo de poder observar su descomposición. Para ello no tendría mas que extender sobre una piedra calcárea, el ácido cuya fuerza, variando según la intensidad luminosa, grabaría en mayor o menor medida el soporte, siguiendo los tonos de la imagen proyectada. Pero los ácidos no fueron descompuestos por la luz y resultó un nuevo fracaso.
Sin embargo éstas últimas búsquedas permiten a Niépce, de comprender que no es necesario emplear un compuesto cuya transformación fotoquímica es inmediatamente visible, y que un cambio de la propiedad, bajo la acción de la luz, aún cuando este sea invisible, puede inducir a la aparición de una imagen en el curso de una reacción, ya sea con el soporte, o con otro componente. Niépce se interesa a partir de ese momento en todas las substancias que interaccionan con la luz.
Búsquedas paralelas
Niépce interrumpe sus estudios sobre la luz durante un año, para participar de un concurso lanzado para encontrar, en Francia, yacimientos de piedras calcáreas destinadas a la litografía.
En septiembre de 1816 : los dos hermanos que se comunican por correo, tratan de encontrar un nuevo combustible para su motor. Empleando aceite de petróleo blanco descubren el principio de la inyección, tal como lo conocemos en los motores actuales.
Principio de la invención de la fotografía
Marzo de 1817, Niépce, obstinado, retoma sus investigaciones sobre las imágenes. En el curso de sus lecturas des tratados de química, se detiene en la resina de Gaiac, extraída de un resinoso.
Bajo la acción de la luz, esta resina amarilla se vuelve verde, pero lo que interesa en primer lugar a Nicéphore, es que esta pierde su solubilidad con el alcohol. Entiende que gracias a esto, se puede hacer la diferencia entre la resina transformada y aquella que quedó intacta, y que entonces de esta manera se vuelve posible fijar la imagen. Luego de haber obtenido buenos resultados haciendo experiencias directamente bajo la luz del sol, Niépce fracasa en lo que concierne a las imágenes de la cámara obscura. Desconocía que sobre la resina actúan solamente los rayos ultravioletas, lamentablemente filtrados por el lente de su cámara obscura.
Al mismo tiempo en 1818, se apasiona, por la draisina (antepasado de la bicicleta sin pedales) y causa sensación recorriendo sobre su « velocípedo » los caminos de Saint-Loup-de-Varennes.
1819-1823 — La invención del fotograbado
Después de la resina de Gaiac, Niépce utiliza otra resina de origen mineral : el asfalto o betún de Judea. Observa que bajo la acción de la luz esta resina se vuelve insoluble en los solventes habituales.
A partir de 1822, logra reproducir unos dibujos puestos en contacto con soportes emulsionados de betún (placas de vidrio, piedras calcáreas, y luego placas de cobre o de estaño). Utiliza a continuación la técnica del agua fuerte para grabar al ácido, las imágenes obtenidas y las imprime en papel. Este principio permanecerá durante mucho tiempo la base del fotograbado utilizado para imprimir las fotografías y los documentos gráficos.
Principio y técnica
Con el fin de reproducir dibujos, Niépce concibió hacia 1822-1823, lo que nosotros llamamos ahora la copia por contacto. Explicó claramente como barnizaba el reverso de un grabado para volver el papel translúcido y que una vez seco, aplicaba este grabado directamente en contacto sobre la placa de cobre o de estaño recubierta de barniz al betún. Exponía el conjunto a pleno sol durante tres o cuatro horas y luego lavaba la placa en esencia de lavanda diluida en aceite de petróleo blanco. El betún que había sido preservado de la acción de la luz bajo el trazo del dibujo, se disolvía y dejaba aparecer el metal al descubierto. En cambio la luz transmitida a través del papel translúcido había vuelto al betún insoluble, el cual permanecía sobre la placa después del lavado con la esencia de lavanda. La imagen en betún era el negativo del dibujo : el fondo era del color pardo del betún y las líneas estaban representadas por el metal puesto al desnudo.
Niépce imaginó entonces un método que permitiría obtener un dibujo grabado en el metal. El principio era simple y bien conocido porque se trataba del mismo de las aguas-fuertes. La placa que portaba la imagen en betún de Judea era sumergida en un baño de ácido que atacaba el metal en los lugares donde estaba descubierto, es decir los que correspondían a los trazos del dibujo. En efecto, el barniz en betún es impermeable al ácido al cual impide de alcanzar el soporte. Una vez que los trazos se grababan en el metal, el inventor eliminaba de la placa el barniz de betún, para guardar la placa metálica con el dibujo grabado.
Los primeros éxitos con este método, con respecto a las reproducciones por contacto, pueden ser datados en 1822, porque ese año, Niépce reproducía sobre vidrio el retrato del Papa Pío VII.
No existía todavía el grabado al ácido. Los primeros ensayos de grabado en 1823 no serán hechos en metal, sino en piedras litográficas. Un impresor de Dijon efectuará copias sobre papel a partir de estas piedras. Niépce tendrá la confirmación que su método, permite bien, después de la reproducción por contacto, de multiplicar el original por el intermedio de la imprenta. En 1825, Niépce grabará sus imágenes sobre cobre y mas tarde a partir de 1826, sobre estaño.
Este tratamiento al ácido está perfectamente adaptado a la reproducción de dibujos al trazo, donde los matices son producidos por medio de líneas. En el caso de las imágenes con matices continuos, éstos son reproducidos por medio de espesores variables del betún, que el grabado al ácido no puede reproducir, dado que el barniz es impermeable a la solución de ácido. Niépce lo había comprendido y trabajó mucho para reproducir grabados.
Muchos museos en el mundo conservan placas de metal con un dibujo grabado por el inventor por intermedio de su propio método. Este es el caso del Museo Niépce, que posee 10 placas metálicas sobre las cuales Nicéphore había reproducido un grabado.
Otras placas de metal grabadas por Niépce se encuentran en la Société Française de Photographie, en la Royal Photographic Society o en la colección de Janine Niépce. Frente a los reveses repetidos para grabar imágenes con tonos continuos obtenidos en la cámara obscura, Nicéphore abandonará progresivamente el grabado al ácido hasta dejarlo completamente de lado a partir de julio de 1827.
1824-1829 — La invención de la fotografía
En 1824, Niépce coloca piedras litográficas recubiertas de betún, en el fondo de una cámara obscura y obtiene por primera vez en el mundo, una imagen imperecedera de un paisaje. Necesita un tiempo de exposición extremadamente largo, de varios días a pleno sol.
El 16 de septiembre de 1824, Nicéphore Niépce escribía lo siguiente a su hermano Claude, que vivía entonces en Inglaterra: «Tengo la satisfacción de poder anunciarte finalmente que, gracias al perfeccionamiento de mis procesos, he logrado obtener una vista tal como la deseaba, aunque apenas me atrevía a esperarlo, ya que hasta ahora solo había obtenido resultados muy incompletos. Esta vista se tomó desde tu habitación, hacia Le Gras; y para ello utilicé mi cámara oscura más grande y mi placa más grande. La imagen de los objetos se representa con una nitidez y fidelidad asombrosas, hasta en los detalles más pequeños y en sus matices más delicados. Como esta contraprueba está casi sin colorear, se puede apreciar mejor su efecto mirando la placa de forma oblicua: es entonces cuando se vuelve perceptible a la vista, gracias a las sombras y reflejos de luz; y este efecto, debo decir, querido amigo, tiene realmente algo de mágico. (…) Mientras tanto, puedes, desde hoy, considerar como demostrado e indiscutible el éxito de la aplicación de mis procesos a las vistas, ya sea en piedra o en vidrio.»
Esta carta marca el nacimiento de la fotografía, que celebra su bicentenario en 2024.
A partir de 1825, utiliza regularmente el cobre como soporte, y luego el estaño en 1826 realizando imágenes grabadas.
En 1827, Niépce va a Inglaterra donde encuentra a su hermano moribundo, incapaz de mostrarle ninguna mejora sobre el motor. Se da cuenta que no podrá obtenerse ningún provecho de esta invención en la cual habían fundado sus mayores esperanzas. Después de haber intentado vanamente de despertar el interés de la Photographic Royal Society por su procedimiento de reproducción de imágenes al cual llama Heliografía, Niépce vuelve a Francia y continua con obstinación a perfeccionar su invento. En 1828, descubre un nuevo método que lleva a obtener imágenes con medios tonos y con una calidad superior. Utilizando como soporte plata pulida y dejando actuar vapores de iodo sobre la imagen en betún, obtiene verdaderas fotografías en blanco y negro sobre metal.
La precisión de las imágenes es sorprendente para la época. El tiempo de exposición es siempre de varios días a pleno sol.
Principio y técnica de la Heliografía en la cámara obscura
El producto fotosensible es el betún de Judea.
Es una especie de alquitrán natural, conocido desde la antigüedad. La gente de esa época lo recuperaban de la superficie del Mar Muerto (en griego lago Asphaltito) donde remonta continuamente del fondo de las aguas. Se lo utilizaba para embalsamar las momias entre los egipcios, para calafatear los barcos o para hacer nivelaciones en Babilonia. En el siglo XIX, se lo sabía extraer también de las rocas bituminosas, que el betún utilizado por Niépce no venía de Judea.
Ver el vídeo sobre el barniz al betún:
Ver el vídeo sobre depuración de la imagen:
Ver el vídeo sobre la inversión por medio del tratamiento al iodo:
1 – Obtención de la imagen al betún de Judea
› Niépce disolvía el betún de Judea en polvo en la esencia de lavanda.
› Desparramaba luego esta solución en una capa fina sobre el soporte (vidrio, piedra, cobre, estaño, plata).
› Por medio de un secado al calor, obtenía un barniz brillante de color bermejo.
› Exponía la placa así emulsionada en la cámara obscura (aquí, la proyección de una diapositiva).
› Después de la exposición, ninguna imagen resultaba visible. Niépce sumergía la placa en un baño de esencia de lavanda diluido, que disolvía las partes que no habían, o muy poco, recibido la luz.
› La imagen obtenida, mirada con una incidencia normal, era negativa.
El tiempo de exposición en una cámara obscura era de varios días a pleno sol.
2 – Utilización de la imagen al betún de Judea
› Para obtener un positivo, Niépce explota esta imagen de dos maneras :
sin tratamiento posterior, a condición de haberla realizado con un barniz excesivamente delgado y sometido a una ligera sub-exposición (a partir de 1827). En ese caso, el barniz era mate y por reflexión, bajo una iluminación rasante, en un lugar oscuro, la imagen aparecía en positivo.
› Atacándola con vapores de Iodo, para obtener una imagen positiva sobre plata (de 1828 a 1831), Niépce disponía la placa en una caja conteniendo cristales de iodo que se evaporaban espontáneamente.
› En algunos minutos los vapores de iodo oxidaban la plata insuficientemente protegida por el barniz. Se formaba en la superficie el metal una capa de ioduro de plata que, una vez el barniz eliminado, se oscurecía bajo la acción de la luz.
› Obtenía entonces una imagen perfectamente positiva.