1819-1823 — La invención del fotograbado

Después de la resina de Gaiac, Niépce utiliza otra resina de origen mineral : el asfalto o betún de Judea. Observa que bajo la acción de la luz esta resina se vuelve insoluble en los solventes habituales.

A partir de 1822, logra reproducir unos dibujos puestos en contacto con soportes emulsionados de betún (placas de vidrio, piedras calcáreas, y luego placas de cobre o de estaño). Utiliza a continuación la técnica del agua fuerte para grabar al ácido, las imágenes obtenidas y las imprime en papel. Este principio permanecerá durante mucho tiempo la base del fotograbado utilizado para imprimir las fotografías y los documentos gráficos.

Principio y técnica

Con el fin de reproducir dibujos, Niépce concibió hacia 1822-1823, lo que nosotros llamamos ahora la copia por contacto. Explicó claramente como barnizaba el reverso de un grabado para volver el papel translúcido y que una vez seco, aplicaba este grabado directamente en contacto sobre la placa de cobre o de estaño recubierta de barniz al betún. Exponía el conjunto a pleno sol durante tres o cuatro horas y luego lavaba la placa en esencia de lavanda diluida en aceite de petróleo blanco. El betún que había sido preservado de la acción de la luz bajo el trazo del dibujo, se disolvía y dejaba aparecer el metal al descubierto. En cambio la luz transmitida a través del papel translúcido había vuelto al betún insoluble, el cual permanecía sobre la placa después del lavado con la esencia de lavanda. La imagen en betún era el negativo del dibujo : el fondo era del color pardo del betún y las líneas estaban representadas por el metal puesto al desnudo.

Niépce imaginó entonces un método que permitiría obtener un dibujo grabado en el metal. El principio era simple y bien conocido porque se trataba del mismo de las aguas-fuertes. La placa que portaba la imagen en betún de Judea era sumergida en un baño de ácido que atacaba el metal en los lugares donde estaba descubierto, es decir los que correspondían a los trazos del dibujo. En efecto, el barniz en betún es impermeable al ácido al cual impide de alcanzar el soporte. Una vez que los trazos se grababan en el metal, el inventor eliminaba de la placa el barniz de betún, para guardar la placa metálica con el dibujo grabado.

Los primeros éxitos con este método, con respecto a las reproducciones por contacto, pueden ser datados en 1822, porque ese año, Niépce reproducía sobre vidrio el retrato del Papa Pío VII.
No existía todavía el grabado al ácido. Los primeros ensayos de grabado en 1823 no serán hechos en metal, sino en piedras litográficas. Un impresor de Dijon efectuará copias sobre papel a partir de estas piedras. Niépce tendrá la confirmación que su método, permite bien, después de la reproducción por contacto, de multiplicar el original por el intermedio de la imprenta. En 1825, Niépce grabará sus imágenes sobre cobre y mas tarde a partir de 1826, sobre estaño.

Este tratamiento al ácido está perfectamente adaptado a la reproducción de dibujos al trazo, donde los matices son producidos por medio de líneas. En el caso de las imágenes con matices continuos, éstos son reproducidos por medio de espesores variables del betún, que el grabado al ácido no puede reproducir, dado que el barniz es impermeable a la solución de ácido. Niépce lo había comprendido y trabajó mucho para reproducir grabados.
Muchos museos en el mundo conservan placas de metal con un dibujo grabado por el inventor por intermedio de su propio método. Este es el caso del Museo Niépce, que posee 10 placas metálicas sobre las cuales Nicéphore había reproducido un grabado.
Otras placas de metal grabadas por Niépce se encuentran en la Société Française de Photographie, en la Royal Photographic Society o en la colección de Janine Niépce. Frente a los reveses repetidos para grabar imágenes con tonos continuos obtenidos en la cámara obscura, Nicéphore abandonará progresivamente el grabado al ácido hasta dejarlo completamente de lado a partir de julio de 1827.